Francisco y República Dominicana: una relación marcada por gestos, mensajes sociales y cercanía pastoral
La relación entre el Papa Francisco y la República Dominicana, aunque no se materializó en una visita presencial, se expresó intensamente en numerosos mensajes, encuentros y gestos de cercanía pastoral a lo largo de su pontificado. Desde su elección en marzo de 2013, Francisco mostró una sensibilidad especial hacia América Latina, y la nación dominicana no fue la excepción.
La primera conexión: gestos de cercanía y solidaridad
Desde el inicio, Francisco estableció un contacto directo con la Iglesia dominicana. En 2013, poco después de asumir su pontificado, envió un mensaje de consuelo tras el paso devastador de fenómenos climáticos en el Caribe, que afectaron significativamente a República Dominicana. En esa ocasión, expresó su solidaridad con los damnificados e instó a las autoridades y a la sociedad a cuidar especialmente a los más vulnerables.
A lo largo de su pontificado, Francisco mantuvo contacto fluido con la jerarquía católica local. Varios obispos dominicanos visitaron el Vaticano para encuentros ad limina, en los que el Papa los animó a profundizar la cercanía pastoral, promover la justicia social, y abordar con firmeza las problemáticas del país, entre ellas la pobreza, la corrupción y la desigualdad social.
Defensa del migrante y llamado a la solidaridad
Uno de los temas más sensibles en la relación entre Francisco y República Dominicana fue el fenómeno migratorio, particularmente con respecto a la situación de los migrantes haitianos en territorio dominicano. El Papa se refirió en diversas ocasiones al drama humanitario que vive Haití, e instó a República Dominicana a mantener políticas humanitarias, inclusivas y respetuosas con los derechos humanos de los migrantes.
En 2015, durante un mensaje emitido desde la Plaza San Pedro, Francisco exhortó a República Dominicana a ser «generosa y solidaria», recordando la historia común entre ambas naciones caribeñas. Este mensaje generó reacciones diversas, pero sobre todo puso en relieve el compromiso del pontífice con los derechos fundamentales y la dignidad humana.
Mediador discreto en conflictos diplomáticos
Aunque sin involucrarse directamente en asuntos internos, Francisco se mostró siempre abierto a facilitar el diálogo. En conflictos diplomáticos regionales, su voz apelando a la paz y a la resolución negociada fue particularmente valorada en la diplomacia dominicana. Aunque prudente en sus intervenciones, se mantuvo atento a los sucesos del Caribe, promoviendo siempre un llamado a la unidad y al respeto entre pueblos vecinos.
Inspiración social y crítica a la corrupción
La encíclica Fratelli Tutti y su conocido documento Laudato Si’ tuvieron resonancia directa en República Dominicana, inspirando a movimientos sociales, líderes religiosos y comunidades que trabajan por la justicia climática, social y económica en el país.
La Conferencia del Episcopado Dominicano citó en múltiples ocasiones el magisterio de Francisco para reforzar sus críticas frente a la corrupción, la impunidad y la pobreza estructural en el país, animando a una renovación ética y espiritual profunda desde las comunidades eclesiales.
Una visita pendiente y anhelada
Aunque su paso físico por la isla no se concretó, la figura de Francisco siguió siendo influyente en la vida espiritual y social dominicana. Varios intentos fueron realizados por parte de la Iglesia local y el Estado dominicano para conseguir una visita apostólica del pontífice al país, pero las circunstancias y compromisos del Papa lo impidieron.
En los corazones de muchos dominicanos quedó el deseo frustrado de recibirlo personalmente en Santo Domingo, Santiago o Higüey. Sin embargo, sus mensajes, sus llamados éticos y pastorales dejaron una huella profunda en la vida religiosa y social dominicana.
Hoy, tras la muerte del Papa Francisco, República Dominicana recuerda al pontífice argentino como un líder religioso comprometido con los marginados, defensor de la dignidad humana, y amigo cercano, aunque a distancia, de la nación dominicana. Su legado, sin duda, permanecerá vigente en la conciencia colectiva del país.
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