INVESTIGACIÓN: Cómo la Antigua Orden Dominicana manipuló la marcha de la izquierda
SANTO DOMINGO.
En una sociedad donde la verdad se convierte cada vez más en campo de batalla, el caso de la «Gran Marcha por el Agua, la Vida y la Soberanía» marca un nuevo episodio de manipulación informativa que merece ser desenmascarado. Al frente de esta operación de distorsión se situó Ángelo Vásquez, líder de la Antigua Orden Dominicana (AOD), quien, con una retórica incendiaria, trató de presentar una movilización cívica dominicana como una «profanación haitiana» del altar patrio.
Una investigación exhaustiva de Visión Clave revela que sus afirmaciones carecen de sustento, fueron amplificadas sin filtros por algunos medios, y representan una estrategia calculada para azuzar los sentimientos nacionalistas más extremos en un momento de alta sensibilidad social.
La Gran Marcha: Entre el Agua y la Soberanía
Convocada por una coalición de organizaciones de izquierda dominicanas —entre ellas el Comité Unitario de la Conmemoración de la Gesta de Abril de 1965, el Movimiento Popular Dominicano (MPD), y el Partido Patria para Todos y Todas (PPT)—, la «Gran Marcha» buscaba conmemorar el 60 aniversario de la Revolución de Abril y protestar por problemas ambientales, la explotación minera desmedida, el alto costo de la vida y las violaciones de derechos humanos.
En el corazón de la convocatoria estaban temas cruciales para la vida nacional: el acceso al agua, la soberanía sobre los recursos naturales y el rechazo a la minería tóxica, no una agenda extranjera ni una afrenta a los símbolos patrios. La marcha fue masivamente dominicana: en sus pancartas y discursos resonaba la defensa de la tierra, el bienestar colectivo y la dignidad nacional.
La narrativa incendiaria de Ángelo Vásquez
Sin embargo, días antes de la movilización, Ángelo Vásquez irrumpió en la escena mediática acusando a los organizadores de ser «prohaitianos» y asegurando que «haitianos iban a profanar el Altar de la Patria». Con frases como «vamos a paralizar el país completo» si los haitianos accedían al Parque Independencia, Vasquez encendió las alarmas de una amenaza inexistente.
Sus palabras no fueron casuales. Consciente del peso simbólico que el Altar de la Patria tiene en el imaginario nacional —como cuna de la independencia dominicana—, Vasquez apeló deliberadamente a los sentimientos más profundos de nacionalismo y temor histórico hacia Haití. No se trataba de informar: se trataba de desatar una reacción emocional masiva.

Amplificación sin filtro: ¿Dónde quedó el periodismo crítico?
Lamentablemente, algunos medios replicaron las afirmaciones de Vásquez sin mayor contraste ni cuestionamiento. Portales como Hoy.com.do y Listín Diario publicaron declaraciones donde la narrativa de «marcha haitiana» fue presentada como una posibilidad real, aunque la evidencia apuntaba en dirección contraria.
Sólo medios como Diario Libre, aunque tardíamente, introdujeron matices aclaratorios señalando que los organizadores negaban cualquier vínculo con agendas migratorias o extranjeras.
Esta falta inicial de verificación periodística contribuyó a amplificar la desinformación, permitiendo que un sector de la opinión pública abrazara temores infundados.
La batalla en las redes: polarización al rojo vivo
En plataformas como TikTok, YouTube y Facebook, las declaraciones de Vásquez fueron replicadas por simpatizantes de la AOD y por grupos ultranacionalistas. En los comentarios se entremezclaban apoyos fervientes a su discurso con críticas furiosas que cuestionaban la veracidad de sus acusaciones.
La división social fue palpable: por un lado, quienes, alimentados por el miedo, apoyaban una defensa a ultranza del «honor patrio»; por otro, ciudadanos que denunciaban el uso cínico de la mentira para manipular y sembrar odio.
La realidad que desmiente la manipulación
Una revisión minuciosa de la documentación sobre la «Gran Marcha» deja sin sostén la narrativa de Vásquez:
- Organizadores: Dominicanos de izquierda, con larga trayectoria en luchas sociales.
- Objetivos: Agua limpia, defensa de la tierra, soberanía, rebaja de alimentos y medicamentos, y derechos humanos.
- Participantes: Ciudadanos dominicanos preocupados por su país, no migrantes haitianos organizados.
En ningún momento hubo señales de que la marcha fuera diseñada para ultrajar el Altar de la Patria ni que estuviera impulsada por intereses extranjeros.
¿Por qué distorsionar? Motivaciones detrás de la estrategia
La manipulación de Ángelo Vásquez parece responder a tres propósitos principales:
- Refuerzo ideológico: Mantener viva la narrativa anti-haitiana que sostiene su base política.
- Desprestigio de la izquierda: Vincular a movimientos sociales con «amenazas extranjeras» para minar su legitimidad.
- Movilización emocional: Usar símbolos patrios como el Altar de la Patria para convocar apoyo acrítico y visceral.
El daño ya está hecho
Aunque los hechos desmienten rotundamente las acusaciones, el impacto social de la manipulación persiste. Muchos dominicanos quedaron con la percepción de que la «Gran Marcha» fue una amenaza a la soberanía nacional, lo que contribuye a enrarecer aún más el ya complicado debate sobre migración y nacionalismo en el país.
¿Qué sigue?
La experiencia deja una lección urgente: en tiempos de crispación social, la verificación de hechos no es un lujo, sino una necesidad democrática. Permitir que discursos manipuladores se propaguen sin ser confrontados daña la cohesión social y fomenta el odio.
Medios de comunicación, ciudadanía y líderes sociales tienen el deber de actuar con responsabilidad, de buscar la verdad más allá del grito y el miedo, y de defender una República Dominicana basada en hechos, en justicia y en respeto, no en fantasmas creados para dividir.