Hace poco recibimos la grandiosa noticia de la inauguración del Bar de Chencha. Un lugar al descubierto para la promoción de ritmos y rones caribeños. Ahora vemos el anuncio de un complejo recreativo de alto nivel llamado Brisas del Mar.
Brisas del Mar será un club social de altos estándares económicos, un espacio para popis, dirían algunos.
Y el turno para la promoción de la cultura de Santo Domingo Este cuándo llegará.
Somos el municipio más grande de la República Dominicana y no tenemos una sola librería.
Carecemos de una biblioteca municipal.
Y mucho más allá de infraestructura y establecimientos para crear y compartir lo creado, carecemos de una política cultural municipal.
Vale decir, nuestro ayuntamiento carece de objetivos culturales estratégicos que transciendan el uso de fondos públicos para escuchar y bailar son, tomar ron u organizar un desfile de carnaval.
No estamos en contra de lo uno ni de lo otro.
Pero si abogamos por una definición de estrategia cultural municipal que nos entienda como seres humanos pensantes, sensibles, creativos, orientados a la trascendencia.
Es una vergüenza que el municipio más grande de la República Dominicana esté lleno de cabañas para el sexo casual, discotecas, restaurantes y no haya una sola biblioteca decente, ni una sala de cine donde ver una película que no sea de las clasificadas para niños, o para imbéciles.
O promovemos la cultura o volvemos a las ramas de los árboles que hace millones de años dejamos en África para venir a Los Minas, a vivir como seres humanos, no como simios.
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Autor

- Alfonso Caraballo es periodista, egresado del Instituto Dominicano de Periodismo (IDP).
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