Trump: de la retórica del poder a la humillación del imperio

Por Alfonso Caraballo

Donald Trump prometió restaurar la «grandeza de América». Hoy, su administración exhibe una cadena de retrocesos, fiascos internacionales y contradicciones internas que no solo lo exponen como un líder debilitado, sino que ponen en entredicho la proyección global de Estados Unidos. Prometió gloria, y está cosechando humillación.​

La guerra que no acabó en 24 horas

Trump, en tono mesiánico, aseguró durante su campaña que acabaría con la guerra entre Rusia y Ucrania en apenas 24 horas. Ya en el poder, desplegó una serie de maniobras grandilocuentes: visitas relámpago a capitales europeas, amenazas ambiguas a Putin, discursos con tintes belicistas… pero nada. Ni alto al fuego, ni avances concretos en las negociaciones. La guerra continúa, mutando en un conflicto crónico, y su administración luce atrapada entre la retórica vacía y la impotencia diplomática.​

Tecnología: ¿liderazgo o espejismo?

Trump anunció con bombo y platillo una inversión sin precedentes en el sector tecnológico: 700 mil millones de dólares para impulsar la inteligencia artificial estadounidense. Sin embargo, la irrupción de DeepSeek, con costos reducidos y capacidades superiores, desplazó la euforia oficial. Lo que debía ser una demostración de supremacía tecnológica se convirtió en una señal de atraso relativo. Microsoft, uno de los gigantes que respaldaban la iniciativa de Trump, ha optado por incorporar a DeepSeek, un golpe simbólico que erosiona la narrativa de dominio.​

Medio Oriente: un acuerdo evaporado

En Israel, el presidente intentó mostrarse como artífice de una nueva etapa de paz. Pero tras meses de tensión, la guerra persiste con un saldo devastador. Las imágenes de bombardeos, desplazamientos forzados y crisis humanitaria desmienten cualquier pretensión de éxito diplomático. Las fracturas entre Estados Unidos y actores clave como Egipto, Turquía o incluso la propia ONU agravan el cuadro.​

China: el boomerang arancelario

La ofensiva arancelaria de Trump, con la que prometió «disciplinar» a China, ha resultado en un boomerang comercial. Beijing ha respondido con medidas espejo que golpean a sectores estratégicos del agro y la industria estadounidense. Trump, sin reconocer el revés, ha comenzado a retirar en silencio algunas de sus propuestas iniciales. El país, lejos de beneficiarse, enfrenta ahora una inflación contenida con subsidios forzados y alianzas comerciales fragmentadas.​

El aislacionismo que fortalece a los adversarios

Bajo su lema de «América Primero», Trump ha desatendido alianzas estratégicas que fueron pilar del orden internacional posterior a 1945. Este repliegue ha permitido que China afiance vínculos con tradicionales socios de Washington, como Arabia Saudita, Brasil, Francia y hasta Alemania. Mientras EE.UU. retrocede, China promueve un nuevo bloque multipolar con iniciativas como la Franja y la Ruta, acuerdos en yuanes y expansión tecnológica.​

Elon Musk y el desencanto corporativo

En el plano interno, figuras simbólicas del emprendimiento como Elon Musk —quien en su momento fue promovido por la administración— enfrentan ahora una caída libre en reputación. El desplome de Tesla en bolsa, su desvinculación de comisiones gubernamentales, y sus posturas radicales han convertido al «genio empresarial» en un lastre para la imagen de innovación norteamericana.​

Brotes epidémicos y el efecto antivacuna

La reaparición del sarampión en EE.UU. —con niveles no vistos en una década— pone el foco sobre la postura negacionista de Trump en materia sanitaria. Su discurso antivacunas, el recorte de fondos a los CDC y el desprecio por la ciencia están pasando factura. La salud pública de una superpotencia no solo se ha degradado, sino que podría convertirse en una amenaza global.​

Degradación institucional y pulsión autoritaria

Trump ha desafiado abiertamente sentencias de la Corte Suprema, socavando la separación de poderes. Su insistencia en una tercera postulación presidencial, a pesar de los límites constitucionales, amenaza con romper la tradición republicana de dos mandatos. Lo que alguna vez fue “el faro de la democracia mundial” se acerca peligrosamente a un modelo de caudillismo moderno.​

¿Un presidente humillado o una nación humillada?

La narrativa triunfalista de Trump está siendo demolida por los hechos. Lo que comenzó como un experimento de irreverencia política hoy deriva en una posible crisis de liderazgo geopolítico. La historia recordará este mandato no por la “restauración americana”, sino por la autohumillación de una potencia que confundió arrogancia con estrategia.​

El ocaso no es solo de Trump. Es la sombra de un imperio que, bajo su mando, parece haber extraviado el rumbo.​

Un comentario en «Trump: de la retórica del poder a la humillación del imperio»

  • Muy buenas informaciones,por lo que entiendo debo continuar resiviendo los artículos de Visiónclave.com/

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