La 34.ª Cumbre de la Liga Árabe: unidad y compromiso en medio de la crisis
Por: Luis Fernández
La histórica ciudad de Bagdad, capital de Irak, acogió el pasado sábado 17 de mayo la 34.ª sesión ordinaria de la Cumbre de la Liga Árabe. El presidente iraquí, Abdul Latif Rashid, inauguró el evento y asumió la dirección de la Liga para el año 2025, relevando al Reino de Baréin, que ostentó la presidencia durante 2024.
La Liga Árabe y su historia de unidad
Fundada el 22 de marzo de 1945 con apenas siete miembros (Egipto, Irak, Transjordania, Líbano, Arabia Saudita, Siria y Yemen del Norte), la Liga Árabe ha crecido hasta sumar 22 países. A lo largo de su historia, ha desempeñado un papel clave en la independencia de los países árabes y ha apoyado la lucha por la liberación de argelinos, omaníes, yemeníes y sudaneses.
Esta 34.ª cumbre se celebra en un contexto marcado por graves desafíos para la región, donde la estabilidad y la seguridad de muchos de sus países miembros se ven amenazadas. Los líderes árabes, reunidos en Bagdad bajo el lema «Bagdad de la paz acoge las causas árabes», abordaron temas de vital importancia para la región.
Agenda de la 34.ª Cumbre de la Liga Árabe
La agenda incluyó el conflicto y la reconstrucción de Gaza, la situación en Siria, los conflictos en Yemen, Sudán y Libia, así como la disputa sobre la presa del Nilo Azul y la lucha contra el terrorismo. Además, se discutió la presencia iraní en las islas emiratíes y la situación de Jerusalén, junto con los refugiados y prisioneros palestinos. Los líderes árabes manifestaron su compromiso de buscar soluciones justas y duraderas para cada uno de estos conflictos.
Declaración de Bagdad: un llamado a la paz y la reconstrucción
El evento culminó con la Declaración de Bagdad, un documento que refleja el consenso alcanzado sobre los desafíos más urgentes para la región. En él, se exige un alto al fuego inmediato en Gaza, el cese de las operaciones militares israelíes y el respeto a la soberanía palestina. Asimismo, se estableció un fondo árabe para la reconstrucción de Gaza y Líbano, con un aporte inicial de 20 millones de dólares por parte de Irak.
La declaración también reafirmó el apoyo a la unidad y soberanía de Siria, condenando los ataques israelíes en su territorio, y respaldó el derecho de Líbano a proteger sus fronteras. En cuanto a Yemen, Sudán y Libia, se hizo un llamado a la paz y al respeto por la soberanía de cada nación.
En su declaración final, la Liga Árabe expresó su preocupación por la situación en Jerusalén, los refugiados y prisioneros palestinos, así como la presencia de Irán en las islas emiratíes. Además, se abordó la disputa por la presa del Gran Renacimiento Etíope, resaltando su impacto en la seguridad regional, y se reafirmó el compromiso de fortalecer la lucha contra el terrorismo.
La cumbre concluyó con un llamado a la comunidad internacional para apoyar la reconstrucción de Gaza y avanzar hacia una solución política integral en la región, rechazando las interferencias externas y fortaleciendo la cooperación entre los países árabes.
