Crueldad, hipocresía y migración: Rosario Espinal desnuda la crisis moral y política en República Dominicana
En una entrevista contundente, la politóloga Rosario Espinal advierte que el país vive bajo una lógica de crueldad normalizada y denuncia la instrumentalización política del tema haitiano. También aboga por un enfoque estratégico y humano frente a la crisis migratoria y cuestiona duramente la cultura de impunidad y desorden que permea el Estado y la sociedad dominicana.
«Vivimos en un momento donde la crueldad está de moda… y la República Dominicana está actuando sola, sin estrategia, con hipocresía y con espectáculo», afirmó Rosario Espinal, en una entrevista que ya empieza a marcar huella en la discusión pública nacional.
En medio del revuelo provocado por las recientes disposiciones del Gobierno dominicano respecto a la atención médica a inmigrantes haitianos indocumentados, la reconocida politóloga y socióloga Rosario Espinal ofreció una reflexión profunda, crítica y provocadora sobre el momento social y político que vive el país.
Durante su participación en el programa Uno + Uno, Espinal abordó temas sensibles con la claridad y valentía que la caracterizan. Calificó de «barbaridad» la implementación del llamado protocolo hospitalario para inmigrantes, asegurando que, en esencia, el mensaje enviado por el gobierno es: «No vengan a los hospitales públicos».
La lógica del miedo y el uso político del odio
Espinal no dudó en señalar que el presidente Luis Abinader ha utilizado el tema haitiano como una estrategia política rentable desde 2022, tras el desgaste del discurso anticorrupción:
«Como la anticorrupción no podía aguantar demasiado tiempo… había que buscar otro tema, y encontró el de los haitianos, porque los dominicanos no los quieren aquí».
A su juicio, se está manipulando la xenofobia y el miedo para consolidar simpatías políticas, en vez de abordar el fenómeno migratorio con racionalidad, justicia y estrategia.
«Esto no es una invasión. Es una migración masiva tolerada por todos los gobiernos, que han lucrado con sobornos y los han empleado en el campo y la construcción», recordó.
Un espejo incómodo: crueldad popular y grupos provida silentes
Una de las reflexiones más crudas fue su señalamiento hacia una parte de la sociedad que, según ella, ha normalizado la crueldad:
«Los llamados grupos provida no han dicho nada. Dicen que si una mujer se muere pariendo en una guagua, ese es su problema. Es monstruoso.»
También comparó el fenómeno actual con otros momentos oscuros de la historia humana:
«Me recuerda cómo una sociedad educada y cristiana como la alemana aplaudió a Hitler en sus inicios. Aquí hay gente buena y joven que aprueba que una mujer embarazada sea sacada de un hospital.»
Crisis estructural y ausencia de visión de futuro
Rosario Espinal también denunció la falta de planificación frente a un fenómeno migratorio creciente y sostuvo que si no se crea una política coherente, se profundizarán los problemas sociales:
«Hay una población de descendientes de haitianos que nació y creció aquí, pero que no tiene ningún derecho legal. ¿Qué hará este país con ellos dentro de 10 o 20 años?»
En ese sentido, propuso un cambio de estrategia con enfoque fronterizo, comercial y humanitario. Entre sus sugerencias, destaca la creación de estaciones integradas en Dajabón, Elías Piña y Jimaní, donde se concentren las operaciones del Estado dominicano para el comercio y control migratorio, promoviendo el orden y la legalidad en los intercambios binacionales.
Estado ausente y cultura de desorden
En la parte final, y a propósito de la tragedia del Jet Set, Espinal vinculó la negligencia estatal con una cultura social que rehúye el cumplimiento de las reglas.
«Aquí queremos vivir como chivos sin ley. El Estado existe para reducir riesgos, y aquí nadie respeta las normas. Eso se nota en el tránsito, en la basura, en las construcciones y en todo.»
El llamado
Con tono grave y reflexivo, Espinal cerró su intervención con una exhortación clara:
«El patriotismo no es alentar el miedo, es alentar la valentía. Seamos racionales y humanos. Si Haití mejora, el más beneficiado será la República Dominicana. Pero eso no va a pasar con espectáculo ni con hipocresía.»
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